Necesito abrazos. Abrazos que me den calor, que entre las sábanas, me ayuden a dormir. Abrazos que me abracen, que me quiten el frío y las ganas de llorar. Abrazos que me dejen sin respiración, que me aplasten las costillas, que curen una a una mis heridas. Abrazos a cualquier hora entre estrellas, nubes o sol. Abrazos que no me suelten, que me hagan sentir parte de algo. Abrazos que me hagan libre, que me dejen volar. Necesito abrazos. Necesito tus abrazos.
Intento recordar el sueño. ¿O era un recuerdo? No lo sé.
Todo era dulce, con luz y mucho amor. Todos los sueños son así, perfectos. Por eso mismo, cuando nos ocurre algo maravilloso y perfecto dudamos de que sea real. Tenemos la necesidad de pellizcarnos. La vida real es tan sumamente cruel y oscura que nos cuesta creer que un sueño se haga realidad.
Aquí sigo, tumbada en mi cama, mirando al techo y preguntándome:
¿Cuándo me he despertado?
Todo era dulce, con luz y mucho amor. Todos los sueños son así, perfectos. Por eso mismo, cuando nos ocurre algo maravilloso y perfecto dudamos de que sea real. Tenemos la necesidad de pellizcarnos. La vida real es tan sumamente cruel y oscura que nos cuesta creer que un sueño se haga realidad.
Aquí sigo, tumbada en mi cama, mirando al techo y preguntándome:
¿Cuándo me he despertado?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)